lunes, 3 de octubre de 2011

La etiqueta en los ritos religiosos.

   “Ninguna confesión religiosa tendrá carácter estatal”. Así declara el artículo 16.3 de nuestra Constitución la aconfesionalidad del Reino español. No obstante, los actos sociales tienen en muchos casos lugar en una iglesia, capilla, ermita, … y hay unas normas que respetar al respecto.

   Advertencia obligada es la de que no pretendo sentar bases fundametalistas de cómo entrar en un recinto consagrado cristiano. Si al párroco a la sazón no le importa, menos me va a importar a mí. No quiero ser “más papista que el Papa”, nunca mejor traído el dicho. Simplemente me limitaré a aconsejar o recomendar las pautas de indumentaria en estos casos. Y distinguiremos así por prendas:

Rosetón y vidrieras catedralicios

1)   Calzado. Se supone que los caballeros no deben acudir en sandalias sino siempre con calzado cerrado. Las señoras no deben usar zapatillas deportivas.
2)   Falda. Se intentará en la medida de lo posible que el largo alcance la rodilla o un dedo por encima de ésta... como poco. Las rajas, dejémoslas para el melón y la sandía.
3)   Pantalón. Deberán ser pantalones largos, hasta el pie. Nunca bermudas y preferentemente, tampoco piratas (por debajo de la rodilla).
4)   Camisa. Abrochada hasta el segundo botón, como mínimo.
5)   Camisetas o blusas. Deberán cubrir los hombros, no tener un escote excesivo ni dejar sin tapar el vientre u ombligo. En cuanto a las camisetas de manga sisa... debieran prohibirse por ley, directamente. No he visto a nadie que le queden bien. Repito, a nadie.
6)   Vestidos. Además de cumplir lo previsto para faldas y blusas, se supone que no deben tener transparencias, ni ser excesivamente ceñidos.
7)   Sombreros o tocados. Si bien el caballero habrá de descubrirse SIEMPRE al entrar y permanecer en el recinto, las señoras podrán portar pamelas, sombreros o velos. De hecho, hasta hace relativamente poco, era obligatorio que la mujer se cubriese en el templo.

Imagen de los años 50 en la que se observa cómo
ellas se cubren con velos y ellos se descubren en Misa

   No es de forzoso cumplimiento, ya ha quedado claro, pero sí muestra respeto acudir debidamente vestido. No es lógico ir como una novicia o como un monje benedictino, pero tampoco cuesta tanto amoldarse por un día a estas pequeñas reglas. Bastante cascarrabias son algunos sacerdotes ya... ¡no les demos más motivos!

   Como siempre, en el medio está la virtud.

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