sábado, 22 de octubre de 2011

Premios Príncipe de Asturias: una crónica distinta.



   Ayer se celebró uno de los eventos anuales de mayor solemnidad y trascendencia de cuantos tienen lugar en el reino: la ceremonia de entrega de los Premios Príncipe de Asturias 2011. Y hoy todos los medios de comunicación se han hecho eco de lo que aconteció en el Teatro Campoamor de Oviedo: contenido de los discursos, emotividad en los premiados, y alguna que otra anécdota. Sin duda los motivos por que se conceden los premios a cada uno de los galardonados son de máxima importancia y consideración, y las palabras que muy cuidadosamente fueron escogidas para pronunciarse en las intervenciones son dignas de salientar y celebrar.


Los reales... y tangibles, Premios Príncipe de Asturias.


   Pero cada cual habla de lo que le importa. Con la conciencia tranquila sabiendo que estos temas serán sobradamente tratados y tenidos en lo que valen, y dando riguroso cumplimiento al dicho “Cada loco con su tema”, procederé a resaltar los aspectos protocolarios del evento.

   En primer lugar, se produjo un trayecto en caravana desde el Hotel “Reconquista” hasta el teatro, de traslado de los premiados. Cada uno de ellos (o su grupo, si son varios premiados en una misma categoría) accedió a la explanada frente al teatro, desde el coche y por la alfombra azul, color emblema de la Fundación, llegó a la puerta principal, donde fue recibido y saludado por el Presidente de la Fundación, D. Matías Rodríguez Inciarte, y la Directora de la misma, Dª Teresa Sanjurjo, de quien debo decir que tiene una compostura y una elegancia envidiables. Como nota curiosa, el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, el Sr. Leonard Cohen, obsequió a su llegada a Presidente y Directora con sendas reverencias, como si de los propios Príncipes se tratase.

Foto de familia de los premiados con los Príncipes.


   La caravana siguiente fue la que trasladó a S.M. Dª Sofía y a SS.AA.RR. hasta el teatro. Se distinguía perfectamente quién ocupaba cada vehículo: la Reina iba en un coche con matrícula peculiar (una corona, como siempre, en vez de identificación alfanumérica) y los Príncipes en el siguiente, con idéntica matrícula, pero además con un distintivo, un banderín del lado derecho, con la enseña asturiana. Como excepción, S.M. y S.A.R. D. Felipe descendieron por el lado izquierdo del coche, por ser el más próximo a la entrada (a la inversa de los premiados, que descendieron por el lado derecho), estando el vehículo de la Reina más próximo a la entrada que el de los Príncipes, como es lógico.

Su Majestad y Sus Altezas Reales, a la entrada del teatro.

   En la puerta del teatro, Reina y Príncipes fueron recibidos por el Presidente de la Fundación y por el Excmo. Sr. Alcalde de Oviedo. Ya en el vestíbulo, la recepción y saludo fue por la Directora de la Fundación y por el Excmo. Sr. Presidente del Principado. Tras unas breves palabras, Su Majestad se despidió de su hijo con un gesto (que estuvo francamente divertido) y se encaminó hasta el palco real. En cuanto accedió al mismo, fue obsequiada con una gran ovación por parte de los asistentes. Y acto seguido, detrás de una pareja de maceros, hicieron su entrada los componentes de la mesa presidencial, es decir, SS.AA.RR., el Presidente del Principado y el Presidente de la Fundación. Al subir al escenario, ambos Príncipes reverenciaron a la Reina, aunque ignoro por qué Dª Letizia bajó la mirada y retrasó la pierna derecha en vez de la izquierda.

Los representantes de la Royal Society,
intentando chocarse la mano, casi se abofetean mutuamente.
 


   Por citar a la fuente más fidedigna de todas en este caso, la Fundación Príncipe de Asturias establece en su página digital “www.fpa.es” lo siguiente respecto a la ubicación en el salón y escenario del teatro:

El departamento de protocolo de la Fundación designa la ubicación de las distintas personalidades que ocupan el escenario. La mesa presidencial, desde el matrimonio de Su Alteza Real el Príncipe Felipe en 2004, está ocupada por SS.AA.RR. los Príncipes de Asturias. A la derecha, el Presidente del Principado de Asturias, Don Francisco Álvarez-Cascos Fernández y a la izquierda, el Presidente de la Fundación, Don Matías Rodríguez Inciarte. Las banderas de España, del Principado de Asturias y de la Unión Europea escoltan ambos lados de la mesa. S.M. la Reina Doña Sofía suele presenciar la ceremonia desde el palco real, en el primer piso del teatro. A la izquierda del escenario se sitúan los galardonados y tras ellos, las banderas de sus países de procedencia. A la derecha, diversos miembros de la Fundación, presidentes de los distintos jurados, embajadores en España de los países de origen de los galardonados, ministros del Gobierno, anteriores galardonados y otras autoridades. También a la derecha y al fondo está la tribuna de prensa, preparada para que los reporteros gráficos de los distintos medios de comunicación puedan plasmar los momentos más destacados del acto.”

Vista general del teatro.

   Cuando los miembros de la mesa ocupan su puesto, la Banda de Gaitas Ciudad de Oviedo interpreta el himno nacional, todos en pie. A continuación “hacen su entrada los galardonados a los compases de la obra "Two ayres for cornetts and sagbuts", del compositor británico John Adson, interpretada en directo por un conjunto musical integrado por ocho instrumentos de viento metal” . Los premiados, al subir al escenario, se giran para saludar a S.M. y, una vez han saludado al Príncipe, toman asiento. Una vez situados todos en sus lugares, S.A.R. abre el acto y cede la palabra al Presidente de la Fundación. Tras la intervención de éste, tiene lugar un discurso a cargo de uno de los premiados, en este caso, el Sr. Leonard Cohen. Después tuvo lugar la entrega de premios, actuando de relatora Dª Elena Ruiz, de la Fundación, que introdujo a cada galardonado con un breve resumen del acta de concesión del premio.


Leonard Cohen saludando a Su Majestad.


   El recorrido de los premiados es: se dirigen a S.A.R. y recogen el diploma de concesión, se giran y encaminan al final del escenario, donde saludan a Su Majestad en palco, al público, y vuelven a su sitio. Cuando son varios en una misma categoría, todos esperan de frente a la mesa presidencial a que el último de ellos recoja el diploma de manos de S.A.R.

   Tras los tres discursos de agradecimiento a cargo de tres galardonados, como es tradición, Su Alteza cerró el acto con su intervención desde atril, volvió a la mesa y de pie, clausuró la ceremonia e hizo convocatoria de los siguientes Premios. La Banda de Gaitas interpretó el himno asturiano con el público en pie.


Tras el atril se observan los premios. Además al haber tres banderas,
la enseña asturiana siempre es enfocada. De haber habido sólo
bandera española y asturiana, habría sido la española la más visible.

   Los premiados se retiraron por el pasillo, flanqueados por los gaiteros, quienes los siguieron hasta la salida. Posteriormente, abandonaron el salón SS.AA.RR., precedidos nuevamente de los maceros y seguidos de las demás autoridades. En el vestíbulo, esperaron hasta que Su Majestad descendió del palco, donde se mantuvo hasta que ellos abandonaron el salón. Salieron al exterior, donde la banda los recibe formados y tocando y, tras acceder a sus vehículos, se dirigieron al Hotel Reconquista, donde los premiados ya se encontraban.

   En definitiva, un perfecto desarrollo y una justa solemnidad de un evento de complejidad y relevancia indudables y que, pese a ello, no duró mucho más de 90 minutos. El transcurso de la ceremonia por su fluidez, demuestra lo fantástico del equipo de protocolo, calificable de “invisible”, tomando las palabras de mi admirada Isabel Amaral, que no es poco.

   Como siempre, en el medio está la virtud.

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