lunes, 25 de marzo de 2013

El debut de Francisco

   Alguien me dirá, muy acertadamente, que Su Santidad no ha debutado en la misa del Domingo de Ramos. Pero en mi opinión, un Papa no lo empieza a ser hasta que no pasa por dos momentos clave: Semana Santa y Navidades. En este sentido, el Papa Francisco ha entrado ya en el primero de sus dos ritos de iniciación, cuyo punto álgido llegará con la bendición "urbi et orbi" del Domingo de Resurrección.
 
Vista de la Plaza de San Pedro, con la disposición del altar y los asistentes.

   El pasado martes, día de San José, tenía lugar la misa de Inicio del Ministerio Petrino, que el ex-cardenal Bergoglio decidió comenzar con un paseo en jeep descapotado, que no en "papamóvil", por entre las gentes que se encontraban en la vaticana plaza de San Pedro, esperando dicha celebración. Mucho contacto con el pueblo, y una sonrisa papal permanente fueron los distintivos de este recorrido. En el interior de la Basílica, bajo el Altar, S.S. Francisco se acercó a rezar frente a la tumba de San Pedro, sobre la cual estaban depositados el palio y el pescatorio. Al son del cántico "Tu es Petrus", los Cardenales iniciaron la procesión de salida de la Basílica. El Papa miraba preocupado su reloj, como en un guiño que quisiera decir "Ya vamos algo retrasados respecto del programa".

La Princesa Máxima, de mantilla negra, y acompañada de S.A.R. Guillermo de Holanda,
de frac, único que admite condecoraciones, saluda a la Presidente de Argentina.

   En el exterior, del lado del Evangelio, aguardaban los representantes de la Iglesia y demás confesiones; del lado de la Epístola, los representantes de Estado y delegaciones diplomáticas. El repostero que pendía del balcón no llevaba escudo, ya que el anterior Papa renunció, no murió, y por eso no se usa el suyo. Las invitadas, de negro o azul oscuro, salvo las reinas católicas, que tienen privilegio de acudir de claro y mantilla blanca. Tal fue el caso de Paola de Bégica, o de la Gran Duquesa Teresa de Luxemburgo. Se vieron muy pocos fracs y chaqués entre los varones asistentes, aunque esta ocasión lo requería, pienso yo. Los Príncipes de Asturias estuvieron sentados junto a los próximos Reyes de Holanda, con el dato añadido de que la Princesa Máxima es argentina.

El Cardenal Sodano, entregando el "pescatorio"
a un Papa Francisco revestido ya con el palio

 En el escudo de S.S. Francisco figura el nardo, símbolo de San José, cuya solemnidad se celebraba ese día, y cuya liturgia fue la escogida por el Papa, aunque antes de esto había todavía un par de cosas por hacer: el pontífice tras incensar el altar, acompañado todo el tiempo del Maestro de Ceremonias Guido Marini, se dirigió a su trono. El protodiácono, el Cardenal Tauran indicó que procedería a la imposición del palio, hecho de lana, cosa que hizo. Posteriormente, el primero de los Cardenales presbíteros pidió la bendición del Papa antes de que el Decano del Colegio, el Cardenal Sodano se acercara y colocara el anillo pescatorio en el anular del Papa Francisco, que ya lo era , no obstante, desde la aceptación de su elección. Acto seguido, seis Cardenales presentaron su obediencia al Papa.

Las dos únicas mantillas blancas (bueno, hubo una tercera, pero la portadora
no tenía derecho a ella) de la inauguración: Paola de Bélgica y Teresa de Luxemburgo.

En la Eucaristía, destacaron la sencillez y el cosmopolitismo. Así, la Primera Lectura fue en inglés, el Salmo, en italiano, cantado por un monaguillo, y la Segunda Lectura, en español. La lectura del Evangelio, corrió a cargo de un diácono que la hizo según el rito griego, y a su fin, acercó las Escrituras a S.S. Francisco, quien bendijo con ellas a los asistentes. Tras la petición en latín, seglares y sacerdotes continuaron en lenguas vernáculas: hebreo, francés, suahili, chino... Tras el Prefacio, y la Epíclesis, el Papa dio la paz, en primer lugar, a S.E. Cardenal Sodano y a los patriarcas ortodoxos. Durante la Comunión, que había de impartirse en latín, y recibirse directamente en la boca, no en la mano, cientos de paraguas albigualdos (colores del emblema vaticano) acompañaron a los copones con las Formas. La bendición puso fin a la Eucaristía, y finalizó la Misa con el "Salve Regina" que el Papa rezó al pie de la Virgen.

Escudo de Su Santidad Francisco:
emblema jesuíta, estrella (alusión a la Virgen María) y nardo (alusión a San José)

   De nuevo bajo el baldaquino de San Pedro, en la Basílica, el Papa recibió y saludó a las delegaciones de los distintos países (al día siguiente, el Papa mantendría una reunión con los ministros, sacerdotes y hermanos de otras confesiones). Como dato curioso... e inevitable, algunos aprovecharon para que el Pontífice bendijera rosarios y medallas. Los representantes de Argentina e Italia fueron los primeros, lógicamente, y los demás saludaron por nombre de su país, en orden alfabético francés. A la derecha del Papa Francisco, el Secretario de Estado Vaticano, S.E. Tarcisio Bertone, también saludaba. SS.AA.RR. los Príncipes de Asturias pudieron a saludar después de los Jefes de Estado (ellos no lo son, sino herederos), siendo las autoridades comunitarias europeas quienes cerraron este bloque de Jefes de Estado. Tras los saludos de las autoridades civiles, llegó el momento de la salutación a obispos y representación eclesiástica. Terminados los saludos institucionales, el Papa se acercó a saludar a los miembros de seguridad y auxiliares.

Imagen histórica de dos Papas vivos, juntos.

 S.S. Francisco ya es Papa y Jefe de Estado. Sólo le queda recordar en la Basílica de San Juan de Letrán que es Obispo de Roma. Y ya ha mantenido un encuentro histórico con su predecesor Benedicto XVI, cosa de todo punto inusitada, como es de todos sabido, quien ha mostrado su apoyo y obediencia al nuevo pontífice, pero dejando claro que no se inmiscuirá, como es lógico.

   Como siempre, en el medio está la virtud.

                                   Imágenes de "L'Osservatore Romano" y "Hola"



jueves, 14 de marzo de 2013

Fin de la Sede Vacante

   Poco más tarde de las siete era cuando el tejado de la Capilla Sixtina centró todas las miradas del mundo. Un humo indiscutiblemente blanco salía de la chimenea anunciando que un candidato había sido elegido como nuevo Obispo de Roma, y que había aceptado.

   La "fumata blanca", que llegó con la quinta votación, en apenas 26 horas después del inicio del cónclave, por poco no envolvió a una gaviota que escogió la chimenea para posarse durante casi media hora. Las campanas de Roma empezaron a repicar, seguidas de las de toda la cristiandad. Este doblar que hace 13 días despedía a un Papa renunciante, recibía hoy al nuevo Pontífice.

Diferencia entre las humaredas negra y blanca.
La primera, tomada el martes, tras la primera votación de este cónclave ya finalizado.

   Tras haber sido interrogado por el Cardenal Re, que hacía las veces de Decano, con la fórmula "Acceptasne electionem de te canonice factam in Summum Pontificem?" (¿Aceptas tu elección canónica como Sumo Pontífice?) y haber establecido el nombre con el que quiere ser conocido respondiendo al "Quo nomine vis vocari?", el Maestro de Ceremonias Marini levantó acta de esta aceptación y del nombre papal. Acto seguido, se quemaron las papeletas para la “fumata blanca". 

   Mientras, el elegido se dirigió a la sacristía de la Capilla Sixtina, denominada Sala de las Lágrimas, ya que el Papa accede a ella con la emoción a flor de piel, recién nombrado. Allí le aguardaban tres sotanas blancas de distintas tallas y tres pares de zapatos con idéntica previsión, y hubo de escoger la que y los que mejor le quedaban. Cuando regresó ya revestido de los atributos pontificios, los Cardenales electores le presentaron su respeto y obediencia. 


   Mientras el Papa (que lo es plenamente por el mero hecho de la aceptación de su elección) se retiraba a orar a solas en la Capilla Paolina en presencia de la Sagrada Forma, el Cardenal protodiácono Jean-Louis Tauran encaminaba sus pasos hacia el balcón del Palacio Pontificio, aderezado ya para la ocasión con cortinas de terciopelo rojo y las columnas forradas del mismo material. Allí pronunció el tan esperado: 

"Annuntio vobis gaudium magnum: ¡Habemus Papam!. 
Eminentissimum ac Reverendissimum Dominum, 
Dominum Giorgium Marium Sanctae Romanae Ecclesiae 
Cardinalem Bergoglio, qui sibi nomen imposuit Franciscum". 

El escudo de armas escogido por S.S. Francisco I será bordado
en el repostero que use en sus salutaciones desde el balcón.

   Quedó así desvelado ya el secreto de la "fumata blanca", y poco después apareció ya, sencillamente ataviado, el Obispo de Roma en el balcón, para saludar al pueblo y proceder, tras unas espontáneas primeras palabras, a su primera bendición "Urbi et Orbi". Se convierte en el Papa número 266, pero primero venido de ultramar (aunque es el duodécimo pontífice no europeo), primero en llamarse Francisco, y primer jesuíta que accede al Papado. 

   En las misas de mañana ya se dirá en su Canon "y con el Papa Francisco" en vez de "y con el Colegio Cardenalicio", como se venía haciendo desde las 20:00 horas del 28 de febrero. Y como no todo va a ser histórico y ancestral, la elección del nuevo Papa también ha quedado reflejada en la cuenta oficial de Su Santidad en Twitter.


    Termina así un cónclave breve, aunque no tanto como el que desembocó en la elección de Julio II, el Papa que encargó a Miguel Ángel que pintara los frescos de la Capilla Sixtina. Sin duda, sí fue mucho más corto que el que llevó al nombramiento de Gregorio X (duró casi tres años), motivo por el cual dicho pontífice estableció la norma que le da nombre a lo cónclaves: reclusión total y cierre con llave, a fin de evitar injerencias externas y, sobre todo, dilaciones excesivas de períodos de sede vacante.

   Como siempre, en el medio está la virtud.

Imágenes de "L'Osservatore Romano"



 

miércoles, 13 de marzo de 2013

Cum clavis

   Ayer, a las cinco y media de la tarde, comenzó efectiva y oficialmente el cónclave para elegir al sucesor de Benedicto XVI. De las dos reuniones de los Cardenales, el cónclave es a puerta cerrada con llave (cum clavis) con deliberaciones y votos secretos una vez abierto el período de "sede vacante", mientras que el consistorio no reviste estas exigencias, y suele servir para el nombramiento de nuevos Cardenales, entre otros asuntos.

Hermoso plano de la Basílica de San Pedro del Vaticano durante la
Misa "Pro eligendo Romano Pontifice". Al fondo, los Cardenales.

   Tras haber tenido lugar por la mañana la Misa "Pro eligendo Romano Pontifice", oficiada por el Decano del Colegio Cardenalicio Angelo Sodano, Sus Eminencias iniciaron a las 15:45 su traslado desde la residencia de Santa Marta hasta la Capilla Paolina, donde se reunieron antes de comenzar la procesión solemne hacia la Capilla Sixtina, separadas sólo por un pasillo. 

   En efecto, a las 16:30 dio comienzo esta procesión donde los Cardenales, tras la Cruz Guía que les precedía, tallada en madera procedente del Gólgota, iban accediendo en pareja, a la Capilla ornada con los frescos más famosos de Miguel Ángel, mientras entonaban la versión larga de las Letanías de los Santos. En este caso, tanto el Decano del Colegio Cardenalicio como el Vicedecano Roger Etchegaray no participan en el cónclave, por tener cumplidos 80 años, así que el Cardenal Giovanni Battista Rey cerraba la comitiva. También será él el encargado de preguntar al elegido si acepta el Papado y bajo qué nombre, siempre y cuando no sea él mismo el votado, naturalmente. De hecho, Joseph Ratzinger era Decano cuando fue elegido, y fue el Vicedecano (el actual Decano Sodano) quien le hizo ambas preguntas.

Procesión de Sus Eminencias entre las Capillas Paolina y Sixtina.

   Realmente, el marco es impresionante, y podría decirse que la Capilla Sixtina dota de más solemnidad, si cabe, a estos actos. La Capilla lleva cerrada al público una semana, para que la acondicionen los "floristas", los encargados de decorar y adecentar los espacios de los eventos vaticanos. 

   Una vez todos en sus respectivo asientos, teniendo en cuenta para ello que la precedencia entre Cardenales la marca la antigüedad en el cargo, entonaron el "Veni Creator Spiritu", que también se escucha en las procesiones académicas. Ante el Cristo del Juicio Final prestaron juramento conjunto de secreto so pena de excomunión y después, individualmente, se dirigieron al atril ubicado en el centro de la capilla y, colocando su mano derecha sobre el ejemplar de los Evangelios que allí reposaba, pronunciaron la siguiente fórmula:
"Ego (nombre) Cardinalis (apellido/s) spondeo, voveo ac iuro.
Sic me Deus adiuvet et hace Sancta Dei Evangelia quae manu mea tango"

   Tras haber prestado juramento todos los Cardenales electores, el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, Guido Marini, pronuncia la frase "Extra omnes" y los miembros del coro, personal de apoyo y, en general, todo el personal que no sea Cardenal elector, abandona la Capilla Sixtina. Acto seguido, el Maestro de Ceremonias (que por segunda vez consecutiva se apellida Marini, puesto que en el cónclave de 2005 recaía este cargo en Piero Marini) se acercó a las puertas de la Capilla y procedió a su cierre. Con el ruido de la llave cerrando la Sixtina, dio verdadero comienzo el cónclave, y ahora "que sea lo que Dios quiera", nunca mejor dicho.

Monseñor Marini, cerrando las puertas de la Capilla Sixtina para iniciar el cónclave.

   La próxima vez que el mundo vea a los Cardenales, será cuando ya haya sido elegido el Papa y éste haya aceptado, finalizando así el período de "sede vacante". Tal circunstancia será visible para el exterior gracias a la "fumata blanca" acompañada del repicar de las campanas, detalle éste añadido por Juan Pablo II, para evitar problemas si el color del humo fuere ambiguo. Cada día habrá dos "fumatas negras", una al mediodía y otra por la tarde, salvo que un candidato obtenga dos tercios de los votos (para este cónclave, 77), en cuyo caso el humo blanco asomará inmediatamente después de aceptado el pontificado por este candidato.

   El ceremonial que se sigue en estos momentos de vital importancia para la Cristiandad católica es de una riqueza y una solemnidad incuestionables. Y, pese a la necesidad de modernización que pueda existir en la Iglesia como institución, el hecho de que estos ritos sean de tradición inmemorial los dota de mayor valor, a mi modo de ver.

   Como siempre, en el medio está la virtud.

Imágenes de "L'Osservatore Romano"



domingo, 10 de marzo de 2013

Simbólicamente

   En una época donde es motivo de alivio que no se silbe con intención denigrante la interpretación del himno nacional, donde la bandera española sólo se puede exhibir sin miedo a represalias tras una victoria deportiva, y donde el escudo de armas del país es denostado, incluso oficialmente, desde el punto de vista heráldico, es preciso hacer un estudio de los símbolos, siquiera brevemente.

   Los símbolos no son nada en sí mismos: un trozo de tela, unos colores, una partitura. Pero detrás de sí contienen un valor de representación de todo un grupo poblacional, y han de ser respetados por propios y extraños. 

Cesión de personas, pero no de banderas.
  Buen ejemplo de ello es la colocación de las banderas de España y México durante el coloquio del recién investido Presidente Peña Nieto con Su Alteza Real el Príncipe de Asturias. Aquí se ve cómo las personas (contingentes, hoy están y mañana no) sí ceden y así tuvo a bien el Presidente ceder el sitio de la derecha a Don Felipe. Pero las banderas no ceden: primero la del lugar, la oriunda, la que representa a la nación que se está pisando, y después las demás. Hay mucha costumbre de emplear las banderas para gestos de cortesía, lo cual considero un tremendo e irresponsable error. La cortesía es un atributo humano, no extrapolable a las banderas u otros símbolos de tal envergadura. 


   En el ejemplo contrario, recordemos a ciertas jugadoras de fútbol que en  los Juegos Olímpicos de Londres, el pasado verano, se negaban acertadamente a pisar el terreno de juego, con riesgo de que el partido llegara a ser suspendido. ¿Por qué? Pues muy sencillo: en el marcador electrónico aparecía la bandera de Corea del Sur, aunque el equipo que iba a jugar era la selección femenina norcoreana.   


Banderas de Corea del Norte y Corea del Sur. Las diferencias son evidentes.

   ¿Ignorancia? ¿Irreflexión? ¿Atolondramiento? Por desgracia, no importa el motivo, sólo el resultado: la ofensa a dos Estados que, además, en este caso mantienen entre sí una relación peliaguda. Aunque personalmente lo achaco a un lapsus momentáneo, es imperdonable la falta de revisión y cotejo previos. 


   Para saber cuál es la bandera o himno de un país, en eventos de gran calado, será muy aconsejable contar con la colaboración del Ministerio de Exteriores o, como era el caso, si la sede es capital de país (y Londres lo es), nada más directo que contactar con las Embajadas, que facilitarán información fidedigna sobre este extremo. Otra opción fantástica es elaborar con antelación el material. Por ejemplo, la Orquesta Filarmónica de Londres grabó la interpretación de 205 himnos, hazaña en que ocupó más de 50 horas, y fueron esas grabaciones las empleadas en los Juegos Olímpicos. 

Escudo de la Selección Española de Fútbol,
no acorde con el modelo oficial ni con el heráldico tradicional.

   Sin embargo, lo más grave es cuando estos vicios y mala praxis en lo tocante a la utilización de símbolos afecta a los propios, es decir, cuando un himno o una bandera no son respetados en su dignidad y su forma dentro de su país por motivos ideológicos, políticos, sociales, o estéticos.

   Dado que tras estos objetos hay emociones, representatividad y soberanía, tratémoslos como merecen tanto ellos como los conceptos que encierran.

   Como siempre en el medio está la virtud. 



viernes, 1 de marzo de 2013

¿Por quién doblan las campanas?

   Ayer se ha completado un ciclo que llevaba 700 años sin darse y que ha exigido crear un protocolo "ad hoc": un Papa renuncia al pontificado y da comienzo el período de Sede vacante.


Imagen de TVE donde se ve el helicóptero que
aleja al Papa del Vaticano, en primer plano.

   En torno a las 5 de la tarde, con la guardia suiza en formación, Benedicto XVI abandonaba la Ciudad del Vaticano, acompañado por la "familia apostólica": su secretario personal y cuatro seglares consagradas.

   Tras despedirse, entre otros, del Camarlengo y Secretario de Estado (Tarcisio Bertone) en el Vaticano, el todavía Benedicto XVI fue trasladado en coche hasta el helipuerto, donde se despidió del Decano del Colegio cardenalicio (Angelo Sodano). Las campanas de toda Roma empezaron un redoble que significaba, en acertadas palabras de Ana Blanco, que "la Ciudad se despide de Benedicto XVI". Este tañer se mantuvo durante todo el trayecto aéreo hasta la, hasta ahora, residencia de verano del Pontífice.

   Después de su vuelo hasta Castel Gandolfo, fue recibido a pie de helicóptero por las autoridades locales, y trasladado a la residencia papal en la villa, en cuya cúspide ondeaba la bandera vaticana.

Bandera vaticana con el emblema de la sede vacante:
no hay tiara papal porque no hay papa en estos momentos.

   Desde el balcón, ataviado al efecto con un respotero con el escudo del Papa, se despidió con un breve discurso donde dejó claro "No soy Sumo Pontífice... lo soy hasta las 20:00, ya no más", agradeció el cariño y apoyo recibidos, impartió su última bendición como Obispo de Roma y Papa, y se retiró. Así se daba por finalizada su última aparición en público, a diferencia de Gregorio XI, último caso de renuncia papal, en el siglo XIV, quien intervino en la elección de su sucesor y ejerció como Cardenal hasta que murió. Joseph Ratzinger, en cambio, se enclaustrará en el monasterio "Mater Ecclesiae", radicado a pocos metros de la plaza de San Pedro, en el Vaticano.

   A las 20:00, una vez cerrado el portalón del palacio, la Guardia Suiza se retiró de Castel Gandolfo, como primera señal visible del inicio de la sede vacante, ocupando su puesto la policía italiana. Y las campanas de todo el mundo católico repicaron en su adiós al Papa, que pasó a esa misma hora de nuevo a ser sólo Jospeh Ratzinger. El Camarlengo habrá anulado el "anillo pescatorio" y Benedicto XVI ya no existe como tal. De hecho, los apartamentos papales, que hasta hoy venía ocupando el alemán, han sido sellados, y no dejarán de estarlo hasta que haya sido elegido el sucesor de Ratzinger.

Tarcisio Bertone, Cardenal Camarlengo y Secretario de Estado,
encargado de dar comienzo al cónclave con la fórmula "extra omnes" (todos fuera)
   Como Obispo de Roma emérito, el protocolo que se ha improvisado indica que podrá usar sotana blanca (ha de tenerse, no obstante, en cuenta que los Papas vestían de rojo hasta que, en el siglo XVI, Pío V, dominico, quiso mantener el hábito blanco de su orden), mas no esclavina, y que su tratamiento será ya para siempre el de "Su Santidad". Los zapatos rojos, símbolo de la sangre vertida por los mártires y prerrogativa del Santo Padre, se sustituirán por otros de otro color (en este caso, marrones y confeccionados en León, México)

   Ahora, cuando todo el peso recae en Tarcisio Bertone, el canon de la Eucaristía deberá decir "y con el Colegio cardenalicio" en vez de "y con el papa Benedicto"

   Desde una perspectiva más actual, el reflejo que ha tenido esta renuncia se vio en que la cuenta de Twitter @Pontifex (y sus diversas variantes según la lengua empleada) se quedó vacía de publicaciones y cambió su nombre a "Sede vacante", eliminando cualquier rastro digital de Joseph Ratzinger en cuanto que Sumo Pontífice. Lo mismo pasó con la página oficial del Vaticano, que también cambió su portada, sustituyendo el escudo de Benedicto XVI por el de la "sede vacante", referente al Colegio cardenalicio.

Imagen actual de la cuenta de Twitter reservada al Sumo Pontífice, Obispo de Roma.

   Ahora sólo resta que dé comienzo el cónclave con la frase "Extra omnes" y se proceda a las votaciones y fumatas. Al no haber necesidad de organizar funerales ni nada parecido, y sobre todo, al no ser una sorpresa y estar todo previsto desde el 11 de febrero, se podría adelantar la celebración del mismo sin necesidad de esperar los preceptivos 15 días tradicionales. Así lo permitió el propio Benedicto XVI en un "motu proprio" al efecto.

   Intuyo, no obstante, que el día que fallezca Joseph Ratzinger, sí se procederá a un funeral si no de Estado, sí al menos relevante y solemne, con la particularidad de que estará oficiado por un Papa posterior.

   Así pues, la sencillez de la ceremonia de despedida vista hoy, no impedirá que Joseph Ratzinger ocupe en la historia el puesto que ha tenido, y ello habrá de verse reflajado protocolariamente.

   Como siempre, en el medio está la virtud.