miércoles, 13 de marzo de 2013

Cum clavis

   Ayer, a las cinco y media de la tarde, comenzó efectiva y oficialmente el cónclave para elegir al sucesor de Benedicto XVI. De las dos reuniones de los Cardenales, el cónclave es a puerta cerrada con llave (cum clavis) con deliberaciones y votos secretos una vez abierto el período de "sede vacante", mientras que el consistorio no reviste estas exigencias, y suele servir para el nombramiento de nuevos Cardenales, entre otros asuntos.

Hermoso plano de la Basílica de San Pedro del Vaticano durante la
Misa "Pro eligendo Romano Pontifice". Al fondo, los Cardenales.

   Tras haber tenido lugar por la mañana la Misa "Pro eligendo Romano Pontifice", oficiada por el Decano del Colegio Cardenalicio Angelo Sodano, Sus Eminencias iniciaron a las 15:45 su traslado desde la residencia de Santa Marta hasta la Capilla Paolina, donde se reunieron antes de comenzar la procesión solemne hacia la Capilla Sixtina, separadas sólo por un pasillo. 

   En efecto, a las 16:30 dio comienzo esta procesión donde los Cardenales, tras la Cruz Guía que les precedía, tallada en madera procedente del Gólgota, iban accediendo en pareja, a la Capilla ornada con los frescos más famosos de Miguel Ángel, mientras entonaban la versión larga de las Letanías de los Santos. En este caso, tanto el Decano del Colegio Cardenalicio como el Vicedecano Roger Etchegaray no participan en el cónclave, por tener cumplidos 80 años, así que el Cardenal Giovanni Battista Rey cerraba la comitiva. También será él el encargado de preguntar al elegido si acepta el Papado y bajo qué nombre, siempre y cuando no sea él mismo el votado, naturalmente. De hecho, Joseph Ratzinger era Decano cuando fue elegido, y fue el Vicedecano (el actual Decano Sodano) quien le hizo ambas preguntas.

Procesión de Sus Eminencias entre las Capillas Paolina y Sixtina.

   Realmente, el marco es impresionante, y podría decirse que la Capilla Sixtina dota de más solemnidad, si cabe, a estos actos. La Capilla lleva cerrada al público una semana, para que la acondicionen los "floristas", los encargados de decorar y adecentar los espacios de los eventos vaticanos. 

   Una vez todos en sus respectivo asientos, teniendo en cuenta para ello que la precedencia entre Cardenales la marca la antigüedad en el cargo, entonaron el "Veni Creator Spiritu", que también se escucha en las procesiones académicas. Ante el Cristo del Juicio Final prestaron juramento conjunto de secreto so pena de excomunión y después, individualmente, se dirigieron al atril ubicado en el centro de la capilla y, colocando su mano derecha sobre el ejemplar de los Evangelios que allí reposaba, pronunciaron la siguiente fórmula:
"Ego (nombre) Cardinalis (apellido/s) spondeo, voveo ac iuro.
Sic me Deus adiuvet et hace Sancta Dei Evangelia quae manu mea tango"

   Tras haber prestado juramento todos los Cardenales electores, el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, Guido Marini, pronuncia la frase "Extra omnes" y los miembros del coro, personal de apoyo y, en general, todo el personal que no sea Cardenal elector, abandona la Capilla Sixtina. Acto seguido, el Maestro de Ceremonias (que por segunda vez consecutiva se apellida Marini, puesto que en el cónclave de 2005 recaía este cargo en Piero Marini) se acercó a las puertas de la Capilla y procedió a su cierre. Con el ruido de la llave cerrando la Sixtina, dio verdadero comienzo el cónclave, y ahora "que sea lo que Dios quiera", nunca mejor dicho.

Monseñor Marini, cerrando las puertas de la Capilla Sixtina para iniciar el cónclave.

   La próxima vez que el mundo vea a los Cardenales, será cuando ya haya sido elegido el Papa y éste haya aceptado, finalizando así el período de "sede vacante". Tal circunstancia será visible para el exterior gracias a la "fumata blanca" acompañada del repicar de las campanas, detalle éste añadido por Juan Pablo II, para evitar problemas si el color del humo fuere ambiguo. Cada día habrá dos "fumatas negras", una al mediodía y otra por la tarde, salvo que un candidato obtenga dos tercios de los votos (para este cónclave, 77), en cuyo caso el humo blanco asomará inmediatamente después de aceptado el pontificado por este candidato.

   El ceremonial que se sigue en estos momentos de vital importancia para la Cristiandad católica es de una riqueza y una solemnidad incuestionables. Y, pese a la necesidad de modernización que pueda existir en la Iglesia como institución, el hecho de que estos ritos sean de tradición inmemorial los dota de mayor valor, a mi modo de ver.

   Como siempre, en el medio está la virtud.

Imágenes de "L'Osservatore Romano"



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