martes, 25 de marzo de 2014

Gracias, Presidente.

   Ayer tuvo lugar el traslado de los restos mortales de Su Excelencia Don Adolfo Suárez González desde el velatorio en la Clínica Cemtro hasta la capilla ardiente ubicada en el Salón de Pasos Perdidos, en el Congreso de los Diputados.

La capilla ardiente, lista ya desde la noche anterior aunque todavía sin coronas,
y el piquete de honor que portó el féretro hasta el interior del Congreso.

   A las 09:30 horas, mientras el cortejo fúnebre estaba a punto de comenzar, el Consejo de Ministros se reunía en sesión extraordinaria para conceder al ex-presidente la mayor dignidad que el Gobierno puede otorgar: la Gran Cruz de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III. Recordemos que S.E. ya había sido condecorado con el Collar de la Insigne Orden del Toisón de Oro, máxima distinción del Estado español, que recibió de S.M. el Rey en 2007.


Las autoridades que formarían pasillo de recepción, al paso del féretro

   Con puntualidad, a las 10:00, el coche fúnebre se detenía ante el Congreso de los Diputados, y un piquete de honor formado por miembros del Regimiento Inmemorial del Rey número 1, la unidad militar permanente más antigua del ejército, portó el ataúd, cubierto con la enseña nacional, desde la escalinata hasta la capilla ardiente, a través de la Puerta de los Leones, que se abre exclusivamente para ocasiones solemnes, al son de un redoble fúnebre de tambor. A cada lado de la escalinata, dos líneas de recepción: una formada por las más altas representaciones institucionales del Estado (Presidente del Gobierno y su esposa, Presidente del Congreso, Presidente del Senado, Presidente del Tribunal Constitucional y Presidente del Consejo General del Poder Judicial) y otra que constituían los ex-presidentes del Gobierno, el Jefe de la Oposición y los miembros de la Mesas del Congreso y del Senado. Tras el ataúd, la familia de S.E. hizo su entrada en el Congreso. Don Adolfo Suárez Illana portaba en un estuche el Collar del Toisón de Oro.


Don Adolfo Suárez Illana llevaba en manos el estuche que contiene el Collar
de la Orden del Toisón de Oro, que se colocó sobre un cojín al pie del catafalco.

   Los porteadores retiraron la bandera de encima del féretro, tras haberlo colocado sobre el catafalco que estaba ya rodeado de coronas de flores, y dejaron el ataúd a la espera de ser cubierto por otra bandera, de menor tamaño. Al pie del ataúd había dos cojines de grana con bordado de hilo de oro. Sobre el de la izquierda (por tanto, mayor en precedencia) reposaba ya el Collar del Toisón de Oro, mientras que el de la derecha permanecía desnudo, a la espera de que Su Majestad colocase sobre él el Collar de la Orden de Carlos III. La escolta la formaban un miembro de cada uno de los tres Ejércitos y uno de la Guardi Civil.


SS.MM y S.A.R., siendo recibidos a la entrada del Congreso, y prestando su respeto a S.E.


   A las 10:30 llegaron SS.MM. y S.A.R. la Duquesa de Lugo, siendo recibidos por las máximas autoridades legislativas, ejecutiva y judiciales presentes. Detalle curioso fue que Dª Elena saludó a sus padres con dos besos y sendas reverencias. Tras su acceso al Congreso a través de la Puerta de Floridablanca, los ex-presidentes, actuales ministros, y presidentes de Tribunal Supremo, Tribunal Constitucional, Senado, Congreso y Gobierno, saludaron uno por uno al féretro con una respetuosa inclinación de cabeza o santiguándose. Los últimos en presentar sus respetos a S.E. fueron los Reyes y la Infanta Dª Elena. 


Tras un momento de recogimiento, S.M. impone a título póstumo
el Collar de la Orden de Carlos III

   Tras unos instantes de recogido silencio, solicitados expresamente por el Rey como despedida íntima de su amigo y cooperador, hizo su entrada un ujier que portaba en bandeja plateada el Collar de la Orden de Carlos III, que Su Majestad impuso a título póstumo a D. Adolfo Suárez, depositándolo en el cojín libre a los pies del catafalco. Y tras este momento profundamente solemne, y tras el saludo y pésame de rigor a la familia Suárez, SS.MM y S.A.R. abandonaron el Congreso. A la salida, respondiendo a las preguntas de la prensa, el Rey dijo que sentía "una gran pena". Eran las 10:55 horas. 


Tras la marcha de SS.MM. y S.A.R. Dª Elena,
sobre los cojines reposan ya las dos más altas condecoraciones españolas.
Así, cuando visitan la capilla ardiente SS.AA.RR. los Príncipes de Asturias,
que no pudieron estar presentes por acudir al funeral por S.E. Don Iñaki Azkuna, en Bilbao


   Como críticas protocolarias, los ex-presidentes y los ministros no hicieron su entrada al Salón de Pasos Perdidos en el orden de precedencia correcto. Como críticas organizativas, habría sido más sobrio, limpio y elegante que las personas que estaban a la entrada de la capilla ardiente, pero fuera de la misma, no pudieran ser vistas a través de la puerta. Da aspecto de feria, de reunión, resta solemnidad y gravedad a momento tan luctuoso y trascendental del saludo de los Reyes a los restos mortales, la espera del ujier con el collar o de la imposición de dicha condecoración póstuma por parte del monarca. Como crítica logística, habría agradecido mucho una segunda conexión o retransmisión libre de comentarios y rótulos por parte de TVE. De todos modos, me ha parecido una buena ceremonia. Apropiada para decir "Gracias, Don Adolfo".


   Como siempre, en el medio está la virtud.



Imágenes de TVE y Congreso de los Diputados 

 









 

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